VIH/SIDA en jóvenes: Cuando el condón no basta
Laura Huertas Parra[1]
Máster en Investigación e Intervención Psicosocial
Fabián García Sepúlveda[2]
Máster en Historia de la Ciencia: Ciencia, Historia y Sociedad
El pasado 20 de julio, ONUSIDA dio a conocer un informe en el que mostraba a Chile como el país de América Latina en el que más han aumentado las cifras del contagio de VIH (UNAIDS, 2017). A raíz del informe, algunas posturas planteaban que este incremento no necesariamente daba cuenta de un aumento en las cifras de contagio, sino más bien daba cuenta de cifras ocultas que habían salido a la luz gracias a una mayor cobertura en la toma de exámenes para identificar dichos casos (TELE13, 2017; Cooperativa, 2017).
Sea como sea, el manejo de las cifras publicadas por ONUSIDA por parte de los medios de comunicación, se han enfocado en alfabetizar sobre ¿qué es un virus?, ¿qué es el VIH?, ¿en qué se diferencia del SIDA?, ¿cómo se contagia?, ¿cómo se previene?, ¿a quienes afecta?, ¿cómo se vive con éste?, en fin. Quienes informaban sobre el VIH eran usualmente médicos o infectólogos que hablaban del virus en particular o personas que por una u otra razón están contagiadas y mostraban su historia de vida.
Siguiendo esta línea, una de las principales y mayores moralejas que dejaban sus intervenciones, era que por un lado, el virus se contagiaba en la mayoría de los casos por la no utilización o la inadecuada utilización del condón en las relaciones coitales; que entre los jóvenes actualmente existe una concepción de que el virus no es mortal por lo tanto ha dejado de importarles si se contagian o no; una mayor libertad sexual y “promiscuidad” entre los jóvenes, en fin, la mayoría de comentarios y conclusiones se relacionaban con el comportamiento sexual y el uso del condón específicamente en la población joven.
Casi como una complicidad o más bien, una respuesta a la misma concepción de que son los jóvenes y el uso del condón el tópico central para intervenir, el 2 de agosto el Ministerio de Salud lanzó su campaña comunicacional “VIH/SIDA más lo ignoramos, más fuerte se hace” la cual forma parte de la Estrategia Nacional de Prevención y Control del VIH/SIDA y las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), en donde –por supuesto- el mensaje final era que el condón debe usarse siempre, sin distinción de edad, sexo, género, orientación sexual, etnia y/o lugar de origen, además de la importancia de realizarse el examen para detectar el VIH.
Esta campaña pretende estar en los medios por aproximadamente 2 meses y tener una reemisión en diciembre; según el Ministerio de Salud (2017) el objetivo es la prevención del VIH y otras ITS, así como la detección y el acceso al tratamiento y la adherencia al mismo. Sin embargo, nos preguntamos ¿Será suficiente una campaña comunicacional que abarca el VIH con una mirada biologicista e individualista, que al parecer no tiene una investigación de fondo y que además no contempla la realidad de los jóvenes del por qué y el cómo usan el condón? Para nosotros la respuesta es sencilla: No, no es suficiente.
A pesar que la ley 20.418 (2010) ha hecho obligatoria la Educación Sexual en todos los establecimientos educacionales del país después de adscribirse a la Declaración Ministerial “Prevenir con Educación”, según la IPPF (2016) Chile, a 2015, era el país con el porcentaje de cumplimiento más bajo de Latinoamérica (39 %), en donde aparecía como deficiente la inclusión de criterios de la Educación Integral en Sexualidad (EIS) en el currículo y material pedagógico, así como en la implementación de programas de capacitación a docentes y otras dimensiones evaluadas. De esta manera, las nuevas cifras dadas a conocer por ONUSIDA son un reflejo no solo del comportamiento sexual de la población, sino también de la poca gestión en Educación Sexual Integral que se ha hecho en el país.
Así, podríamos decir que ese comportamiento sexual que tanto se juzga, puede ser la consecuencia directa de la falta de Educación Sexual Integral en el país, y no nos referimos solamente a la poca información sobre métodos anticonceptivos o de prevención de ITS, sino de cómo esa y las demás dimensiones que conforman la sexualidad como el género, la violencia, la diversidad, los derechos sexuales y reproductivos, las relaciones interpersonales y el placer son casi por completo desconocidas, por lo tanto su importancia, la forma de comprenderlas y educarlas.
Pero ¿por qué son importantes todas las dimensiones de la EIS? Conocer sobre la salud sexual y reproductiva es importante, saber cómo se usa correctamente un condón ya sea para pene o para vagina (evitamos decir femenino o masculino porque alude a características de género que no es correcto atribuirlas a objetos) es fundamental para una buena prevención de ITS y embarazo; sin embargo, saber usar un preservativo no es garantía de usarlo. Nadie se pregunta si por ejemplo no usar el condón es la actual “prueba de amor” o “prueba de confianza” con la otra persona; que existe la creencia que la apariencia física nos dice si una persona está infectada o no, tampoco se habla que dentro de las relaciones de pareja estables exigir el uso del condón o querer usarlo se asocia directamente a la infidelidad; o por otro lado, lo difícil que es para las mujeres comprar condones para ellas y así ejercer su libertad de poder usarlo y no depender –en muchos casos- de la voluntad de los hombres para usarlo; así mismo la sumisión que experimentan principalmente las mujeres –en relaciones heterosexuales- al verse impotentes a la hora de exigir el uso del condón al hombre; o por otro lado, en relaciones homosexuales en donde la posibilidad de embarazo es nula, usar condón se puede ver como algo innecesario; incluso, que la transmisión de infecciones sólo se da en relaciones homosexuales o que la contraen quienes frecuentan prostitutas, o tienen coito casual cada vez que van de fiesta.
Tampoco se ha tenido en cuenta las realidades de los y las jóvenes, la ansiedad que enfrentan a la hora de comprar preservativos, el rechazo social cuando lo hacen, los altos costos que tienen tanto personales como económicos; pero como decíamos anteriormente no todo gira en torno al preservativo sino también otras variables como la creencia del coitus interruptus como método de anticoncepción o incluso no saber que mediante el coito oral o anal también se pueden contraer infecciones de transmisión sexual.
De esta manera, podemos decir que campañas o programas que se basan únicamente en la promoción del uso del preservativo son insuficientes a la hora de enfrentar el incremento del VIH en Chile, ya que no somos cuerpos individuales que usan o no condones y que se infectan o no con virus, sino que somos sujetos que tomamos decisiones con base en informaciones, creencias, estereotipos y prejuicios, que no siempre concuerdan con lo que racionalmente pensamos o sabemos que es lo “correcto” como el uso del condón; además que estamos en relación a un otro y dentro de una sociedad que puede influir en nuestro comportamiento sexual.
Referencias
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. (2010, 02 02). Retrieved 08 23, 2017, from https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1010482
Cooperativa. (2017, 07 22). www.cooperativa.cl. Retrieved 08 23, 2017, from https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/salud/experto-por-aumento-de-contagios-de-vih-en-chile-puede-ser-el-inicio-de/2017-07-22/083651.html
International Planned Parenthood Federation (IPPF). (2015). Retrieved from https://www.ippfwhr.org/sites/default/files/EVALUACION%202015%20FINAL%20VERSION%20WEB.pdf
TELE13. (2017, 01 08). http://www.t13.cl. Retrieved 08 24, 2017, from http://t13.cl/220839
UNAIDS. (2017, 07 20). http://www.unaids.org. Retrieved 08 24, 2017, from http://www.unaids.org/sites/default/files/media_asset/Global_AIDS_update_2017_en.pdf